Papá: El pilar que no se quiebra

Lo encontré sentado en las bancas frías del hospital. No podía pasar a ver a su hijo. Su esposa ya estaba adentro y él, cuidando a su hija de cinco  meses  tratando de darle el biberón . La imagen nos pareció muy enternecedora a voluntarias y a enfermeras. “Yo le ayudo”, “¿Ya la cambió?”

El agradecía a todas diciendo que había aprendido a fuerza. “No hay de otra, venimos desde Ensenada y a mí me toca cuidar a la chiquita. A mi hijo le van a hacer aspirado de médula y su mamá quiere estar con él. Creo que no tengo estómago para verlo.” (Testimonio del Sr. Alfonso R.)

“Mi papá no me quiere.Todo el día habla de mi hermano que está en el hospital. El otro día  vi llorando a mi papá. Gracias a la señorita de Servicio Social del hospital,  llevaron a Emilio al albergue de Casa de la Amistad. Mi mamá se queda con mi hermano, que tiene leucemia, y mi papá con nosotros acá en Toluca. Ya no llora tanto.”

Alma Macías

“…mi  papá me sube a caballos chiquitos y los manejo: ¡párate caballo! y si no se para le pego con  una varita grandota. Mi papá Lalos, así se llama, me dice que soy muy guapo.

Fernando Herrera

“…En mi casa vivimos mi abuelita, mi mamá , mi papá, mi hermano Gustavo, mi hermana Joshebeth , mi tía Berha y mi tío Güero. Mi papá vende zapatos y yo le ayudo. Me regaló mis primeros tenis que tienen luz…”

                                                                       Alexis Arenas

“…mi papá me hizo  un columpio colgado de un árbol con un mecate y un costal relleno, me gusta mucho jugar ahí…”

Lesly Patiño

“Me gusta mucho Casa de la Amistad, me gusta cómo es: bonita, tengo amigos. Mi papá trabaja de cebollero en Estados Unidos…”

Omar Naparen.

“Ma gusta jugar a la comidita. Me gustan los carritos, pero mi papá dice que es cosa de niños y a mí no me importa…Dice mi papá que hablo como gente grande…” 

Dulce Rojas, Oaxaca.

“Me gusta que me digan Chava…las fotos no me gustan. Quería venir a Casa de la Amistad, mi papá también. Nos ayudaron mucho.”    

Salvador Olvera

Leer lo que opinan, los usuarios de Casa de la Amistad sobre sus papás, es invaluable: Son espontáneos y honestos. En ellos hay amor, resaltan la figura paterna con ternura y nos muestran el papel importante que tienen en sus vidas como proveedores, figuras de autoridad y resiliencia. 

Hace algunos años, ingresó una niña oriunda de  Oaxaca. La acompañaba su papá. Ninguno de los dos hablaba español. El esfuerzo del papá por expresarse y entender, fue loable.: “ le quema la sangre”,”duele”. 

Hemos encontrado en los padres una gran empatía hacia nosotros.Cuando se supondría que sería lo contrario, ellos se ponen en nuestros zapatos y nos apoyan porque saben que nuestro trabajo está volcado en buscar la salud para sus hijas e hijos. 

Los padres con hijos enfermos, en este caso, de cáncer, sufren, tienen miedo ante la impotencia, la falta de recursos, de apoyos de diferente índole,  pero no lo demuestran; los viejos prejuicios les impiden descargar emocionalmente su dolor, aún así, son pacientes, comprensivos y disponibles para acompañar a su hija o hijo durante este proceso tan difícil. Desean su sanación y se comprometen  totalmente  para lograrlo. Un pedazo de su corazón está ahí.  

Es importante destacar que tienen que cuidar su propia salud física y mental ya que el estrés de esta situación es muy alto, y hay que apoyar a mamá también. 

Mostrar la fortaleza suficiente para el equilibrio familiar es todo un reto para ellos. Ser el brazo que sostiene, el silencio que calma no es poca cosa.

Los papás, estos papás que apoyamos en Casa de la Amistad, no son fantasmas. Culturalmente aparecen en segundo termino, en comparación a mamá, y no es así. Tomémoslos de la mano para que ocupen su bien merecido lugar. Detrás de tanta fortaleza, trabajo, desvelos, anhelan contención, reconocimiento y amor.

Una de las necesidades más fuertes en la infancia, es la protección de un padre.                                  Sigmund Freud.