"Yo soy Luis Fernando Arturo Ovando Escalante, y esta es mi historia."
Tenía apenas 6 años cuando todo cambió.
Recuerdo que me puse muy amarillo… al principio pensaron que era algo del hígado, pero después de varios estudios, llegó el diagnóstico: Leucemia LLA L1 con infiltración al sistema nervioso central.
Era diciembre de 2002.
Yo era solo un niño y no entendía mucho, pero vi en los ojos de mi mamá el miedo, la incertidumbre… y también la fuerza.
Poco después llegamos a Casa de la Amistad, en mayo de 2003, después de viajar desde Tuxpan, Veracruz.
Mis papás ya no podían con los traslados hasta la Ciudad de México, y CDLA apareció como una bendición.
Fueron tres años duros: quimioterapias cada ocho días, radioterapias, visitas constantes al hospital, pero en medio de todo eso, Casa de la Amistad fue un lugar que me abrazó.
Ahí encontré apoyo, cuidados, cariño… y esperanza.
Después del tratamiento, seguí con revisiones: primero cada mes, luego cada tres, cada seis… hasta que por mi edad tuvimos que salir de la institución.
Aun así, CDLA siempre ha sido parte de mi historia.
Hoy tengo casi 29 años, soy ingeniero industrial, me considero una persona trabajadora y, aunque aún estoy soltero, me siento orgulloso del camino que he recorrido.
A los niñas, niños y jóvenes que están pasando por algo similar, quiero decirles:
sí se puede salir adelante.
Solo hay que tener fe, no rendirse, y agradecer a quienes hacen posible esta gran labor.
Gracias, Casa de la Amistad. Gracias por acompañarme en el momento más difícil de mi vida.
