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Fernanda Michel, 7 años, Guerrero, Leucemia Linfoblástica Aguda

abr / 3 / 2024

Hola, mi nombre es Fernanda, tengo siete años, mi mamá se llama Karen y venimos de Guerrero. Ella dice que soy una niña muy inteligente. A mí me gusta pintar e ir a la escuela, estar en Casa de la Amistad nos han ayudado mucho, ya que puedo seguir aprendiendo mientras estoy tomando mis tratamientos. 

Empecé con palidez, fiebre e inflamación de mi pancita. Mi mami al ver que no me bajaba la fiebre me llevó a un médico particular, ahí me hicieron laboratorios y al ver los resultados me enviaron a un hospital a Acapulco. Ahí supimos que mi diagnóstico era de leucemia linfoblástica aguda.

Me puse muy grave y mi mamá se puso muy preocupada. Cuando mis quimioterapias iniciaron todo fue más complicado, se me cayó el cabello, no tenía hambre, ni ganas de hacer nada. Sin embargo, mi mami siempre me apoyó.

Pasaron las semanas y de pronto llegó el huracán Otis a Acapulco, esto causo muchos daños, y a mi mami y a mí nos dio mucho miedo. No había otra alternativa que venir a la Ciudad de México, para continuar mi tratamiento.

Mi mami y yo nunca habíamos estado aquí y tampoco conocíamos a nadie. Por fortuna, cuando llegamos al Hospital Moctezuma, la trabajadora social nos dijo que conocía una institución que nos ayudaría.

Ahora estamos muy felices y nos sentimos tranquilas. Aquí en Casa de la Amistad nos dieron un cuarto muy lindo con su baño solo para nosotras, comida muy rica, medicamentos, laboratorios, transporte desde nuestra casa en Guerrero y del albergue a los hospitales y cuando estoy aquí puedo ir a mi lugar favorito: ¡La escuelita! Mi mami está mucho más tranquila, ¡porque aquí no tenemos que pagar por nada! Ya que mis tratamientos son muy caros, además de los transportes y tener un lugar donde quedarnos. Estamos muy felices y muy agradecidas de contar con el apoyo de Casa de la Amistad.

Toda la gente aquí es muy amable. Mi mami dice que voy reaccionando bien a mis tratamientos.  Lo mejor de Casa de la Amistad es que hay más niños como yo y muchos lugares lindos patios, la ludoteca y personas muy lindas como los psicólogos y las maestras.

Cuando supe que estaba enferma me puse muy triste, ya que pensaba que no me iba a curar. Hoy sigo recibiendo mis tratamientos y cuando estoy en el hospital lo que más me gusta ver son los aviones que vuelan muy cerquita. 

 

A todas las personas que hacen posible esto: ¡Infinitas gracias!

 

Testimonial-Fernanda-Michel

 

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