Soy José Alberto... y esta es mi historia
Mejor conocido como "El Chino" —así me decían todos en Casa de la Amistad.
Dicen que de pequeño era como una bomba loca corriendo por todos lados… y sí, la verdad, ¡nunca me gustó estar quieto! Cuando tenía apenas 3 años le dijeron a mi mamá que tenía Leucemia Linfoblástica Aguda de alto riesgo.
No entendía mucho. Solo recuerdo ver llorar a mi mamá. Ella es mamá soltera, y aunque siempre fue fuerte, ese día… yo la vi romperse. Pero también recuerdo que, en medio de todo ese miedo, pasó algo que cambió nuestras vidas.
Casa de la Amistad llegó como un milagro.
Nos dieron medicamentos, nos cuidaron, nos abrazaron. Pero lo más importante: nos dieron esperanza.
Ahí nunca me trataron como un niño enfermo. Me trataban como lo que era: un niño con ganas de jugar, reír y vivir. Hice muchos amigos, conocí personas increíbles. Las damas voluntarias me querían mucho.
Y mi mamá… ella también encontró fuerza ahí. Tanto, que empezó a consolar a otras mamás cuando llegaban asustadas. Les decía: “Vamos, ya estamos aquí. Aquí se lucha con el corazón.”
Hoy tengo 23 años y estoy bien. Si cierro los ojos, todavía puedo ver los pasillos donde corría, la ludoteca, las risas y los abrazos de mis psicólogas y psicólogos.
Mi historia no sería la misma sin Casa de la Amistad.
Y sé que no soy el único. Como yo, hay muchos niños que siguen luchando, que siguen soñando… y que también merecen ese milagro.
Gracias a todos los que ayudan, aunque no me conozcan.
Porque gracias a ustedes… yo sigo aquí.
Fuerte, feliz y lleno de vida.
– Con cariño,
"El Chino"