Casa de la Amistad para niños con Cáncer cumple 35 años de historia, lucha y esperanza.
Han pasado más de tres décadas desde que abrimos nuestras puertas por primera vez. Lo que comenzó como un sueño impulsado por la compasión, se ha convertido en un faro de esperanza para miles de familias en todo México. 35 años en los que no solo hemos brindado tratamiento médico: hemos ofrecido un abrazo cálido en medio de la tormenta, un refugio cuando todo parecía derrumbarse, y una red de apoyo tejida con amor, solidaridad y dignidad.
Cada niña, niño y joven que ha pasado por nuestras manos ha dejado una huella imborrable. Ellos, con su valentía, sus sonrisas a pesar del dolor, sus juegos en medio de las quimioterapias nos han enseñado el verdadero significado de la vida. Y sus familias, con fuerza y entrega, nos recuerdan que el amor es capaz de sostener incluso los días más difíciles.
No ha sido fácil. Hemos enfrentado momentos desafiantes, años donde parecía que los recursos no alcanzarían, donde el sistema se tambaleaba, donde había más necesidad que respuestas. Pero nunca nos detuvimos. Porque cuando la vida de una niña o un niño está en juego, no existe otra opción más que seguir.
Gracias al esfuerzo de miles de corazones generosos, hemos logrado brindar más de 15,000 tratamientos a usuarios de escasos recursos. Más de 6,000 niñas, niños y jóvenes están hoy en vigilancia y actualmente más de 1,200 tratamientos están activos.
Más de 35 años de amistades sinceras, de lágrimas compartidas, de pequeñas grandes victorias. De abrazos que curan, de voluntarios que se convierten en familia, de médicos que lo entregan todo.
Pero esta celebración no es solo una mirada al pasado. Es también un compromiso con el futuro. Con cada niña o niño que aún no ha sido diagnosticado. Con cada madre que todavía no ha recibido una respuesta. Con cada familia que aún busca un lugar donde encontrar consuelo, apoyo y tratamiento digno.
Hoy, más que nunca, queremos decir gracias.
Gracias a quienes han creído en esta misión. A quienes han donado su tiempo, sus recursos, su talento, su fe. Gracias a quienes han caminado con nosotros, en los días soleados y en los más oscuros. A quienes nos han regalado una sonrisa cuando más la necesitábamos.
Gracias por 35 años de transformar el dolor en fuerza, y la incertidumbre en esperanza.
En Casa de la Amistad no celebramos años: celebramos vidas salvadas, sueños que continúan, futuros que se construyen.
Y mientras exista una sola niña o niño con cáncer que necesite ayuda, nuestro corazón seguirá latiendo fuerte y firme, como desde el primer día.
¡Feliz 35 aniversario, familia CDLA!